Icono del sitio Kali Travel

La Medina de Marrakech – Descubriendo sus Culturas

intricately_decorated_ben_youssef_madrasa_marrakesh

La Medina de Marrakech, Marruecos

Por la mañana, las calles de Marrakech estaba muy animadas, llenas de niños yendo al colegio y sus madres comprando alimentos en pequeños quioscos, los hombres trabajando en sus oficios o rezando en las mezquitas de barrio.

Fuimos a ver las Tumbas de Saadian, un mausoleo construido en el siglo dieciséis donde están enterrados los Sultanes de Marruecos. La arquitectura islámica, los azulejos de mosaico con motivos florales, madera de cedro finamente trabajado y la decoración de estuco son dignas de ver.

No siguiendo ningún plan en concreto, encontramos el Mellah (antiguo barrio judío de Marrakech) inconfundible con la estrella de David encima del portal del mercado central. Era un “choque cultural” ver unos polloFuimos a ver las Tumbas de Saadian, un mausoleo construido en el siglo dieciséis donde están enterrados los Sultanes de Marruecos.

En los puestos de Djemaa el-Fna cogimos zumo de naranja recién exprimido y unos frutos secos para recobrar fuerzas, y seguir descubriendo las maravillas escondidas dentro de la ciudad amurallada de Marrakech.

El Museo de Marrakech, ubicado en el Palacio de Dar Menebhi, de arquitectura andaluza, con fuentes en el patio central adornados con azulejos tradicionales y maderas talladas, contiene una exposición importante de arte marroquí.

La Madraza de Ben Youssef, situada al norte de la Medina, originalmente un colegio islámico y más tarde un albergue juvenil, hoy día está abierto al público como un sitio de interés. Hay 130 dormitorios alrededor de un patio interior con estanque, y el día que estuvimos allí un equipo de televisión estaba filmando, grabando la decoración preciosa de cedro tallado y azulejos marroquíes.

Nos detuvimos para almorzar en lo que parecía la parte auténtica y quizás más pobre de la Medina. Sentado en la primera planta de una casa antigua, comiendo un tajíne de carne picada, vimos la vida cotidiana pasar a través de una ventana.

Un anciano tirando de su carro cargado de enseres, jóvenes conduciendo bicicletas arcaicas, mujeres en colorido traje tradicional, un verdulero con su cosecha miserable tendida sobre una tela en el suelo y algún transeúnte comprando una triste zanahoria.

El Ensemble Artesanal según la guía es un complejo donde los jóvenes pueden aprender un oficio, pero de hecho encontrábamos un tugurio sucio donde los artesanos trabajan en condiciones lamentables forjando a mano juegos de té, bandejas, lámparas y demás souvenirs … es la otra cara de la Medina glamorosa.

Marrakech puede ser encantador ¡pero es difícil encontrar una ganga en el bazar! Me llevé a casa unos pañuelos de seda como regalo, compré especias, perfume de aceite esencial y maquillaje en una tienda de productos naturales acreditado por el gobierno, también un par de tajínes decorativos en una tienda de precio fijo.

Ni una sola vez, nadie había hecho sentirnos incómodos por ser occidentales, a pesar de estar vestidas de manera inadecuada en camisetas sin mangas y pantalones cortos.

Regresando a nuestro remanso de paz la última noche, cogimos agua embotellada y refrescos en un quiosco de barrio, donde como siempre fuimos atendidos con cortesía y una sonrisa.

Al aire fresco de la noche, tumbados en la azotea de nuestro refugio contemplamos las vistas sobre las palmeras hasta la bella Koutoubia a la luz de la luna. Aunque la primera noche, la llamada a la oración de la mezquita me despertó por la madrugada, Marrakech me había envuelto en su magia y ahora el sonido me parecía reconfortante.

Marrakech tiene mucho más que ofrecer al visitante, es conocido por sus hermosos jardines, antiguas mezquitas y palacios – el Palacio Badi, Palacio Real y Palacio de la Bahía son los principales.

También la zona nueva donde se encuentran los hoteles modernos, comercios y los restaurantes de moda.

Es una base ideal para explorar las aldeas tradicionales de la zona, para ver los campos y las cascadas de las montañas del Atlas, y hacer excursiones para visitar los mercados bereberes o llegar hasta «la puerta» del desierto del Sahara.

Vamos a regresar algún día, tal vez haciendo escala durante un viaje en jeep por el Sahara… quiero pasar la noche en un campamento en el desierto, es uno de mis sueños, pero eso es otra historia…


ARTÍCULOS RELACIONADOS

Salir de la versión móvil